Estuve leyendo el libro “El Abuso de la Belleza” de Arthur C. Danto, inicialmente porque me llamó la atención el título, luego me fue generando un montón de interrogantes, ideas y conceptos que quise profundizar y quizá, poner en contexto según lo que me iba pasando por la cabeza, así es que comienzo este análisis, a partir de la belleza y su abuso.
Inicialmente pongo en consideración algunos puntos que toca Danto, porque son necesarios para el desarrollo de las ideas posteriores.
Danto comienza reconociendo que, históricamente, la belleza fue una de las principales aspiraciones del arte. En la antigüedad clásica, el arte era un medio para expresar ideales de perfección, armonía y belleza. En este contexto, la belleza estaba asociada con el orden, la simetría y la proporción, lo que me provoca a pensar que de alguna manera es parametrizable, replicable y “medible”.
De ahí que en el siglo XX, dice Danto, el arte empezó a rechazar la belleza como un objetivo primordial, lo “bello” era a menudo visto como algo vacío, una categoría que distraía de los problemas más profundos y serios que el arte debía abordar.
Para Danto, el arte contemporáneo ha expandido los límites de lo que se considera arte, El arte ya no tiene que ser bello para ser considerado arte; puede ser feo, grotesco, o directamente antiestético, y aún así tener un valor significativo.
Sin embargo, Danto también piensa que rechazar la belleza por completo es igualmente problemático, no es que el arte deba ser bello, sino que tampoco debería evitar deliberadamente la belleza.
A pesar de la crítica hacia la belleza en el arte moderno y contemporáneo, Danto finalmente ve que la belleza tiene una capacidad redentora, que tiene la capacidad de conmover, de ofrecer placer, y de conectarnos emocionalmente con las obras de arte, algo que no debería ser descartado simplemente por el deseo de ser original o intelectual, la idea es no rechazar la belleza por posers.
Según Danto, el arte contemporáneo debería ser lo suficientemente amplio como para incluir tanto obras que desafían la belleza como aquellas que la celebran.
Me parece lógico estar de acuerdo con Danto, después de todo, es una propuesta consciente y bastante salomónica, pero, mientras pensaba en lo madura que me sonaba su propuesta, una imagen flasheo mi cabeza, era una imagen random, pero generada por IA, era, como la mayoría de las imágenes generadas por IA… “bella”.
Entonces me puse a investigar un poco, y claro, sin buscar mucho te enteras que:
- Los modelos se alimentan de vastas cantidades de datos visuales, en su mayoría, de fuentes donde tendemos a preferir lo estéticamente agradable, como galerías en línea, redes sociales, sitios de fotografía y arte. Los algoritmos aprenden patrones comunes de color, composición, formas y estilos que históricamente han sido valorados por su atractivo visual. Me acordé que hace unos meses uno de los stocks donde vendo algunas fotos me pagó un dólar, por haber usado mis imágenes para entrenar un modelo de IA.
- Como muchos usuarios prefieren imágenes visualmente atractivas, la retroalimentación suele favorecer resultados más “pulidos” o “bellos“. De manera implícita, los sistemas se ajustan para generar imágenes que cumplan con las expectativas de estética de la mayoría de los usuarios.
- Las IA buscan equilibrios visuales basados en las reglas estéticas tradicionales (simetría, contraste armónico, balance de color). Aunque no es una decisión consciente como la de un artista humano, el modelo sigue principios que suelen ser agradables a la vista porque esas imágenes fueron las que más ha visto y aprendido. Al intentar satisfacer la demanda de una “imagen perfecta”, la IA prioriza estos principios.
Y es que a veces las imágenes generadas por la IA pueden parecer novedosas e incluso disruptivas, pero tienen limitaciones inherentes para generar arte disruptivo en el sentido conceptual y crítico del término. Aunque puede producir imágenes novedosas y combinaciones raras, la falta de conciencia, intención y crítica social de la IA, la convierte en una herramienta más de generación estética que en una fuente autónoma de disrupción artística. La verdadera disrupción en el arte generado por IA podría surgir cuando los humanos intervenimos, usando las capacidades técnicas de la IA para desafiar convenciones y crear nuevos significados, es decir, usarla como herramienta.
Pero claro, más allá de la curiosidad casual o artística en la generación de imágenes, la mayoría tiende a ser generada con propósitos definidos, sobre todo comerciales o ilustrativos (onda powerpoint y demás, que también tienden a ser comeercialeques)
Porque claramente, las imágenes bellas, armoniosas y visualmente impactantes tienden a captar más la atención del público, generar engagement y, de última, influir en la percepción de los productos o servicios.
Es que la belleza ofrece una neutralidad comercial, suele tener un atractivo generalizado, por lo que es una elección segura para marcas que desean llegar a una audiencia amplia sin correr el riesgo de alienar a algunos sectores con imágenes que podrían considerarse disruptivas, provocativas o feas.
Esto nos plantea una tensión entre lo comercial y lo artístico, mientras el arte se ha liberado de la necesidad de ser bello, las imágenes generadas por IA en el mundo comercial siguen respondiendo a un ideal de estética que busca maximizar su efectividad económica.
Con este tema de lo “comercial”, me vino a la cabeza Marcuse y su concepto de “Desublimación Represiva”, que suena un poco dramático pero adecuado.
Así, en esa línea de pensamiento, creo que estas imágenes bien chulis, responden a un ideal de belleza comercial y consumible, pero limitan la capacidad de crítica o disrupción, reforzando un sistema en el que el valor estético se ajusta a lo que es más comercializable.
Entonces, si la belleza se convierte en un valor predominante, las imágenes que desafían lo bello, lo armónico o lo convencional pierden espacio, y no solo en el relacionamiento convencional con el público, sino en las redes sociales, porque directamente los algoritmos las sepultan.
Algo jodido es que estas expectativas no surgen de una necesidad intrínseca de los seres humanos, sino de una construcción comercial que presenta la belleza estandarizada como un ideal a alcanzar. Tons, la IA refuerza una estética consumible que se ajusta a las demandas del mercado, mientras continúa fundiendo el cerebro de todes a través de las RRSS.
Pero, dónde meto el temita de la desublimación represiva de Marcuse en este contexto? Pues, veo cómo la necesidad humana de belleza, como Danto la describe, corre el riesgo de ser absorbida y neutralizada por el sistema, para mi, estas son observaciones crudas y sin mucho lugar a debate.
Marcuse explica que la desublimación represiva, ocurre cuando deseos humanos profundos y significativos (como la búsqueda de belleza auténtica) son absorbidos y trivializados, convirtiéndose en herramientas de conformidad y control social en lugar de canales de expresión genuina o crítica, lo que no me parece desacertado para nada, sucede en cada instancia de lo que vemos, lo que compramos, a lo que aspiramos.
Entonces, quizá, la facilidad con la que la IA puede generar imágenes estéticamente agradables (bellas), puede generar una saturación de belleza automatizada, efectivamente, revalorizando el arte hecho por humanos, especialmente el arte disruptivo que se aleja de la estética convencional. En un mundo donde lo estéticamente agradable es fácilmente reproducible por máquinas, lo no estético, lo imperfecto, lo conceptual y lo crítico podrían ganar un nuevo sentido de valor. Este contexto abriría las puertas a una mayor apreciación de la autenticidad, la intención crítica y la singularidad humana, características que la IA, al menos por ahora, no puede replicar.
Paradójicamente, la saturación estética generada por la IA podría llevar a un rechazo más fuerte de la belleza en el arte contemporáneo, en línea con lo que Danto observó en movimientos anteriores. Y sin embargo, esto también podría entrar en conflicto con la revalorización de la belleza que Danto creía podía darse. En una era donde la belleza puede ser producida sin esfuerzo por máquinas, el arte podría distanciarse aún más de lo estético, buscando en cambio formas de expresión más conceptuales, críticas y disruptivas. En este sentido, el rechazo de la belleza podría ser un rechazo tanto de lo superficial como de lo automatizado, abriendo un nuevo capítulo en la historia del arte, donde lo humano, se define por su capacidad para ir más allá de lo que la IA puede ofrecer.
Y además como berrinche paralelo, la saturación del mercado visual por imágenes generadas por IA con altos niveles de perfección estética, podría profundizar los problemas de estética personal y aspiracional en la sociedad, todavía más.
Al crear y reforzar estándares irreales de belleza y éxito, estas imágenes podrían tener efectos psicológicos y sociales aún peores, exacerbando la comparación constante, la insatisfacción con la vida cotidiana y el consumo aspiracional. No se si incluso un periodo de disociación total para algunas personas, donde realmente no tengan idea de cómo enfrentar o separar lo real de lo digital, de su persona en línea de su persona real, estética y socialmente.
Ya volviendo al arte de nuevo, aunque movimientos antiestéticos puedan emerger como respuesta a la saturación de imágenes IA, el sistema económico tiene una clara inclinación por apoyar y promover lo estético y comercializable. El mercado visual y cultural tiende a favorecer lo que genera más beneficio, y lo estéticamente agradable tiene una ventaja inherente en ese sentido. Es probable que el arte, la publicidad y la cultura sigan empujando la aceptación de la belleza, incluso en el arte, ya que lo estético resulta más fácil de comercializar y más rentable para el sistema en su conjunto.
Retomo la idea de, desublimación represiva, y veo que al ahogar la belleza en el sistema de consumo, se crea un agujero negro que podría alejar a las personas de la “belleza genuina” (licencia en esto) que el arte tradicionalmente ha ofrecido como una experiencia transformadora y significativa. Es que, como la belleza se vuelve omnipresente a nivel comercial, se reduce a un producto visual, perdiendo su capacidad de conmover y ofrecer una conexión emocional profunda, como Danto hubiera soñado que pase. Esto puede llevar a que la belleza se vuelva menos satisfactoria y menos apreciada en su forma más verdadera y humana.
Por otro lado, esta neutralización de la belleza, puede empujar al arte contemporáneo a rescatar la belleza en formas no tradicionales y menos perfectas, donde aún conserve su capacidad de conmover y conectar. Y así, la belleza, aunque saturada en el ámbito comercial, podría recuperar en el arte contemporáneo su función humana esencial de ofrecer experiencias transformadoras que escapen a la lógica del consumo. Esto abriría un espacio para una reivindicación de la belleza como una fuerza auténtica y profundamente humana, lejos de la desublimación y cercana a lo que Danto valoraba como parte vital de la experiencia artística.
Ja ja, sonó glorioso y es quizá como ese ciclo, esa paradoja tan humana, se ha perpetuado a través de los años, en un ciclo de abuso de la belleza, desublimación (represiva?) y disrupción, en una especie de delirio dialéctico hegeliano.
Un delirio que podría verse así:
Tesis: La Belleza como Valor
El arte busca representar belleza, apelando a una necesidad humana profunda. Esto genera un valor positivo de la belleza en el arte, que se entiende como una expresión de lo sublime y de conexión emocional, como Danto señala.
Antítesis: Abuso y Desublimación de la Belleza
La belleza es absorbida y reproducida en serie por el sistema, convirtiéndose en un objeto comercial y en una satisfacción superficial, lo que corresponde a lo que Marcuse describe como desublimación represiva. Este abuso de la belleza desvía su poder profundo, volviéndola estéril y banal. La belleza, ahora fácil de obtener y replicar, se transforma en algo que ya no conmueve, sino que apoya la conformidad y el consumo.
Síntesis: Disrupción y Reconstrucción de la Belleza
Como respuesta, el arte contemporáneo busca salir de esta belleza desublimada, disrumpiendo los ideales estéticos y creando una nueva aproximación a lo bello, menos perfecta y más compleja. Esta síntesis integra la belleza, pero la redefine: ya no se trata de belleza por consumo, sino de una belleza conceptual, menos accesible y ahora, nuevamente disruptiva, que rescata la capacidad emocional y el placer profundo que Danto defiende.
Este ciclo puede continuar en una nueva dialéctica: la belleza se reconfigura, pero con el tiempo el sistema intenta absorberla nuevamente, generando otra ronda de antítesis y síntesis. Así, en términos hegelianos, este proceso dialéctico podría conducir a una evolución continua del concepto de belleza en el arte. Cada etapa profundiza nuestra comprensión, llevando al arte y a la belleza a nuevos niveles de complejidad y significado,
Señrs y señrs, dialéctica hegeliana aplicada a la evolución estética.
Oh, que lindo quedó.